Ingeniero escocés, nacido en Greenock (Escocia) el 19 de Enero de 1736 e hijo de un armador naval. Su delicada salud hace que inicialmente estudie en casa, guiado por su madre. Tiempo después puede asistir a la escuela y, finalmente, realiza estudios al lado de Margan de Cornhill. Desde muy joven se muestra interesado por las matemáticas y los instrumentos de precisión. En el astillero de su padre adquiere los primeros conocimientos técnicos. En Londres aprende el oficio de constructor de instrumentos de medición, conocimientos que aplica en Glasgow, al instalar un taller dentro de la universidad de esa ciudad.
Pero son sus posteriores trabajos que dieron lugar a la conocida como máquina de vapor de agua, los que lo hacen célebre en la historia y desencadenan la revolución industrial. Watt, adoptando los principios descubiertos por Denis Papin, inventor de la olla a presión, fabrica una máquina de vapor que logra un mayor rendimiento en términos de gasto de carbón, superando el ya tradicional modelo de Thomas Newcomen. Este logro, sin embarrgo, es consecuencia directa de la máquina de Newcomen. De hecho, lo consigue cuando se le encomienda la reparación de una de esas máquinas. Watt piensa que el modelo de Newcomen puede aumentar su rendimiento si se consigue evitar el continuo calentamiento y enfriamiento del cilindro del pistón.
Siguiendo su idea, Watt integra al cilindro una cámara donde se lleva a cabo la condensación del vapor. La innovación de Watt repercute en todas las industrias y se implementa como propulsora de las diferentes máquinas a vapor de las factorías a lo largo y ancho del continente Europeo. Para comercializar su invención, Watt hace sociedad con Matthew Boulton, industrial también escocés, natural de Birmingham. Mientras el uso de la máquina de vapor se sigue extendiendo, Watt incluye nuevas adiciones y perfeccionamientos, como un eje de pistón rotatorio que reemplaza el movimiento de vaivén y, un pistón de doble acción alimentado de vapor alternativamente por los dos extremos.
Ya en 1830 funcionan alrededor de 30,000 máquinas de vapor solo en Inglaterra. En Francia se intenta implantar el sistema para bombear agua del río Sena y abastecer de agua a París y Versalles. Sin embargo, el proyecto es a la postre, suspendido. El gran aporte de James Watt a la tecnología le hace acreedor a galardones de la Academia de Ciencias de Francia y de la Royal Society de Londres. Finalmente, el inventor escocés fallece en Birmingham, Inglaterra, el 25 de Agosto de 1819.